20. Dices (pero son palabras vacías): Tengo consejo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en quién confías, que te has rebelado contra mí?
21. He aquí tú confías ahora en este bordón de caña cascada, en Egipto, en el que si alguno se apoyare, se le entrará por la mano, y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto, para todos los que en él confían.
22. Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es Éste Aquél cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?
23. Por tanto, ahora yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos.
24. ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés confiado en Egipto por sus carros y su gente de a caballo?
25. ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.
26. Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joah, al Rabsaces: Te ruego que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua judaica a oídos del pueblo que está sobre el muro.
27. Y Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras sólo a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro, para que coman su propio estiércol, y beban su propia orina con vosotros?