14. Porque el marido no creyente es santificado en la esposa, y la esposa no creyente en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; mas ahora son santos.
15. Pero si el no creyente se separa, sepárese. En tales casos el hermano o la hermana no están sujetos a servidumbre; antes a paz nos llamó Dios.
16. Porque ¿de dónde sabes, oh esposa, si harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu esposa?
17. Pero cada uno como Dios le repartió, y como el Señor llamó a cada uno, así ande. Y así ordeno en todas las iglesias.
18. ¿Es llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircunciso? Que no se circuncide.
19. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
20. Cada uno quédese en el llamamiento en que fue llamado.
21. ¿Eres llamado siendo siervo? No te dé cuidado; pero si puedes hacerte libre, procúralo más.
22. Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo.
23. Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres.
24. Cada uno, hermanos, en lo que es llamado, en ello permanezca con Dios.
25. En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
26. Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que bueno es al hombre quedarse así.
27. ¿Estás ligado a esposa? No procures soltarte. ¿Estás libre de esposa? No procures esposa.
28. Mas también si te casas, no pecaste; y si la virgen se casa, no pecó; pero aflicción de carne tendrán los tales; pero yo os dejo.
29. Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen,
30. y los que lloran, como si no llorasen; y los que se regocijan, como si no se regocijasen; y los que compran, como si no poseyesen;
31. y los que disfrutan de este mundo, como no abusando de ello; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32. Quisiera, pues, que estuvieseis sin afán. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, de cómo ha de agradar al Señor;
33. pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo ha de agradar a su esposa.