1. EMPERO tú, habla lo que conviene á la sana doctrina:
2. Que los viejos sean templados, graves, prudentes, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia.
3. Las viejas, asimismo, se distingan en un porte santo; no calumniadoras, no dadas á mucho vino, maestras de honestidad: