27. El señor, movido á misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.
28. Y saliendo aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y trabando de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes.
29. Entonces su consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.
30. Mas él no quiso; sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.
31. Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon á su señor todo lo que había pasado.
32. Entonces llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste:
33. ¿No te convenía también á ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti?