Marcos 8:18-36 Reina-Valera Antigua (RVES)

18. ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿y no os acordáis?

19. Cuando partí los cinco panes entre cinco mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Doce.

20. Y cuando los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de los pedazos alzasteis? Y ellos dijeron: Siete.

21. Y les dijo: ¿Cómo aún no entendéis?

22. Y vino á Bethsaida; y le traen un ciego, y le ruegan que le tocase.

23. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, y poniéndole las manos encima, le preguntó si veía algo.

24. Y él mirando, dijo: Veo los hombres, pues veo que andan como árboles.

25. Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y fué restablecido, y vió de lejos y claramente á todos.

26. Y envióle á su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni lo digas á nadie en la aldea.

27. Y salió Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó á sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?

28. Y ellos respondieron: Juan Bautista; y otros, Elías; y otros, Alguno de los profetas.

29. Entonces él les dice: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Y respondiendo Pedro, le dice: Tú eres el Cristo.

30. Y les apercibió que no hablasen de él á ninguno.

31. Y comenzó á enseñarles, que convenía que el Hijo del hombre padeciese mucho, y ser reprobado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.

32. Y claramente decía esta palabra. Entonces Pedro le tomó, y le comenzó á reprender.

33. Y él, volviéndose y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo: Apártate de mí, Satanás; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las que son de los hombres.

34. Y llamando á la gente con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

35. Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.

36. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si granjeare todo el mundo, y pierde su alma?

Marcos 8