1. TÉNGANNOS los hombres por ministros de Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.
2. Mas ahora se requiere en los dispensadores, que cada uno sea hallado fiel.
3. Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, ó de juicio humano; y ni aun yo me juzgo.
4. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; mas el que me juzga, el Señor es.
5. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también aclarará lo oculto de las tinieblas, y manifestará los intentos de los corazones: y entonces cada uno tendrá de Dios la alabanza.