San Mateo 22:10-29 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

10. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

11. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.

12. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

13. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

14. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.

15. Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra.

16. Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

17. Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

18. Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?

19. Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

20. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?

21. Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

22. Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron.

23. Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,

24. diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.

25. Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.

26. De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.

27. Y después de todos murió también la mujer.

28. En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?

29. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

San Mateo 22