22. Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.
23. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
24. Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.
25. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
26. Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra;
27. y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
28. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga;
29. y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.
30. Decía también: ¿A qué haremos semejante el reino de Dios, o con qué parábola lo compararemos?
31. Es como el grano de mostaza, que cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra;