34. Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
35. Y vino una voz desde la nube, que decía: Éste es mi Hijo amado; a él oíd.
36. Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
37. Al día siguiente, cuando descendieron del monte, una gran multitud les salió al encuentro.
38. Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo;