31. Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo.
32. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad.
33. Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,
34. diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios.