22. Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
23. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
24. Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
25. Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
26. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
27. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.