10. Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho.
11. Él les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda.
12. Entonces le preguntaron: ¿Quién es el que te dijo: Toma tu lecho y anda?
13. Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar.
14. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor.
15. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado.
16. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo.
17. Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
18. Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.
19. Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente.
20. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis.
21. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida.
22. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo,
23. para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.