26. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.
27. Porque está escrito:Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz;Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto;Porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido.
28. Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.