14. Miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda.
15. Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura.
16. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada.
17. Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda.