6. por la mañana florece y crece; al atardecer se marchita y se seca.
7. Porque con tu ira somos consumidos, y con tu furor somos conturbados.
8. Has puesto nuestras iniquidades delante de ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.
9. Porque todos nuestros días declinan en tu ira; acabamos nuestros años como un suspiro.
10. Los días de nuestra edad son setenta años; y en los más robustos son ochenta años. Con todo, su orgullo es molestia y pesar, porque pronto pasan, y volamos.
11. ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu furor según el temor que te es debido?
12. Enséñanos de tal modo a contar nuestros días que traigamos al corazón sabiduría.