11. No los mates, para que mi pueblo no olvide; hazlos vagar con tu poder y abátelos, oh Señor, escudo nuestro.
12. Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, sean ellos presos en su soberbia, y por la maldición y mentira que profieren.
13. Acábalos con furor; acábalos para que no existan más y sepan que Dios gobierna en Jacob hasta los confines de la tierra. Selah