33. Y los cuerpos muertos de este pueblo serán para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante.
34. Y haré cesar de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, porque la tierra será desolada.