4. Reteniéndola, ¿no te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.
5. Entonces Ananías, al oír estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron.
6. Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron.
7. Y pasado un espacio como de tres horas, sucedió que entró su esposa, sin saber lo que había acontecido.
8. Entonces Pedro le dijo: Dime: ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto.