Hechos 22:4-22 Reina-Valera 1909 (RVR1909)

4. Perseguía yo este camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y a mujeres,

5. como también el sumo sacerdote me es testigo y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, e iba a Damasco para traer presos a Jerusalén aun a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados.

6. Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo;

7. y caí al suelo y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

8. Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quién tú persigues.

9. Y los que estaban conmigo vieron en verdad la luz y se espantaron, pero no oyeron la voz del que hablaba conmigo.

10. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que te está señalado hacer.

11. Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco.

12. Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso conforme a la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban,

13. vino a mí y, acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe de nuevo la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y le miré.

14. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conocieses su voluntad, y vieses a aquel Justo y oyeses la voz de su boca.

15. Porque serás testigo suyo a todos los hombres de lo que has visto y oído.

16. Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre.

17. Y me aconteció, de regreso en Jerusalén, que orando en el templo, me sobrevino un éxtasis.

18. Y le vi que me decía: Date prisa y sal prontamente de Jerusalén, porque no recibirán tu testimonio acerca de mí.

19. Y yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti;

20. y cuando se derramaba la sangre de Esteban, tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte y guardaba las ropas de los que le mataban.

21. Pero me dijo: Ve, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles.

22. Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a este hombre, porque no conviene que viva.

Hechos 22