33. la cual Dios nos ha cumplido a nosotros, los hijos de ellos, resucitando a Jesús, como también está escrito en el salmo segundo: Mi hijo eres tú; yo te he engendrado hoy.
34. Y con respecto a que le levantó de entre los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.
35. Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.
36. Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres y vio corrupción.