41. y te sentaste sobre suntuoso diván, y fue adornada una mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi incienso y mi aceite.
42. Y se oyó allí el bullicio de una multitud que se solazaba con ella; y con los hombres de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto; y pusieron brazaletes en sus manos y hermosas coronas sobre sus cabezas.
43. Y dije de aquella que estaba consumida por sus adulterios: ¿Cometerán ahora fornicaciones con ella, y ella con ellos?
44. Porque han venido a ella como quien viene a una mujer ramera; así vinieron a Ahola y a Aholiba, mujeres depravadas.
45. Por tanto, hombres justos las juzgarán como se juzga a las adúlteras y a las que derraman sangre; porque son adúlteras, y hay sangre en sus manos.