22. quien también nos ha sellado y nos ha dado la garantía del Espíritu en nuestros corazones.
23. Pero yo invoco a Dios como testigo sobre mi alma, que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto.
24. No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos para vuestro gozo, porque por la fe estáis firmes.