22. Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas riquezas.
23. —Les aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos.
24. De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.
25. Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían:—En ese caso, ¿quién podrá salvarse?
26. —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.