22. —El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día.
23. Dirigiéndose a todos, declaró:—Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.
24. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará.
25. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?
26. Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles.
27. Además, les aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios.