28. Aunque no encontraron ninguna causa digna de muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara a ejecutar.
29. Después de llevar a cabo todas las cosas que estaban escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo sepultaron.
30. Pero Dios lo levantó de entre los muertos.
31. Durante muchos días lo vieron los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.
32. »Nosotros les anunciamos a ustedes las buenas nuevas respecto a la promesa hecha a nuestros antepasados.