8. Cuando el rey volvió del jardín del palacio a la sala del banquete, Amán estaba inclinado sobre el diván donde Ester estaba recostada. Al ver esto, el rey exclamó:—¡Y todavía se atreve éste a violar a la reina en mi presencia y en mi casa!Tan pronto como el rey pronunció estas palabras, cubrieron el rostro de Amán.
9. Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo:—Hay una estaca a veinticinco metros de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey.—¡Empálenlo en ella! —ordenó el rey.
10. De modo que empalaron a Amán en la estaca que él había mandado levantar para Mardoqueo. Con eso se aplacó la furia del rey.