5. Pero a Ana le daba una porción especial, pues la amaba a pesar de que el Señor la había hecho estéril.
6. Penina, su rival, solía atormentarla para que se enojara, ya que el Señor la había hecho estéril.
7. Cada año, cuando iban a la casa del Señor, sucedía lo mismo: Penina la atormentaba, hasta que Ana se ponía a llorar y ni comer quería.