1 Corintios 15:9-26 Nueva Versión Internacional (NVI)

9. Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo sino la gracia de Dios que está conmigo.

11. En fin, ya sea que se trate de mí o de ellos, esto es lo que predicamos, y esto es lo que ustedes han creído.

12. Ahora bien, si se predica que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos de ustedes que no hay resurrección?

13. Si no hay resurrección, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado.

14. Y si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco la fe de ustedes.

15. Aún más, resultaríamos falsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucitó a Cristo, lo cual no habría sucedido, si en verdad los muertos no resucitan.

16. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado.

17. Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados.

18. En este caso, también están perdidos los que murieron en Cristo.

19. Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales.

20. Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron.

21. De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos.

22. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir,

23. pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; después, cuando él venga, los que le pertenecen.

24. Entonces vendrá el fin, cuando él entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio, autoridad y poder.

25. Porque es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.

26. El último enemigo que será destruido es la muerte,

1 Corintios 15