13. Cuando el Señor la vio, su corazón rebosó de compasión. «No llores», le dijo.
14. Luego se acercó al ataúd y lo tocó y los que cargaban el ataúd se detuvieron. «Joven —dijo Jesús—, te digo, levántate».
15. ¡Entonces el joven muerto se incorporó y comenzó a hablar! Y Jesús lo regresó a su madre.
16. Un gran temor se apoderó de la multitud, y alababan a Dios diciendo: «Un profeta poderoso se ha levantado entre nosotros» y «Dios ha visitado hoy a su pueblo».