29. Al día siguiente, Juan vio que Jesús se le acercaba y dijo: «¡Miren! ¡El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!
30. A él me refería cuando yo decía: “Después de mí, vendrá un hombre que es superior a mí porque existe desde mucho antes que yo”.
31. No lo reconocí como el Mesías, aunque estuve bautizando con agua para que él fuera revelado a Israel».