14. Sin embargo, dado que podían ver allí de pie entre ellos al hombre que había sido sanado, no hubo nada que el Concilio pudiera decir.
15. Así que les ordenaron a Pedro y a Juan que salieran de la sala del Concilio, y consultaron entre ellos.
16. «¿Qué debemos hacer con estos hombres? —se preguntaban unos a otros—. No podemos negar que han hecho una señal milagrosa, y todos en Jerusalén ya lo saben.