4. —¿Qué sucedió? —preguntó David—. Cuéntame lo que pasó en la batalla.—Todo nuestro ejército huyó de la batalla —le contó—. Murieron muchos hombres. Saúl y su hijo Jonatán también están muertos.
5. —¿Cómo sabes que Saúl y Jonatán están muertos? —le insistió David al joven.
6. El hombre respondió:—Sucedió que yo estaba en el monte Gilboa, y allí estaba Saúl apoyado en su lanza mientras se acercaban los enemigos en sus carros de guerra.
7. Cuando se dio vuelta y me vio, me gritó que me acercara a él. “¿Qué quiere que haga?”, le pregunté
8. y él me contestó: “¿Quién eres?”. Le respondí: “Soy un amalecita”.
9. Entonces me suplicó: “Ven aquí y sácame de mi sufrimiento, porque el dolor es terrible y quiero morir”.
10. »De modo que lo maté —dijo el amalecita a David—, porque me di cuenta de que no iba a vivir. Luego tomé su corona y su brazalete y se los he traído a usted, mi señor.
11. Al escuchar las noticias, David y sus hombres rasgaron sus ropas en señal de dolor.
12. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron todo el día por Saúl y su hijo Jonatán, también por el ejército del Señor y por la nación de Israel, porque ese día habían muerto a espada.
13. Luego David le dijo al joven que trajo la noticia:—¿De dónde eres?—Soy un extranjero —contestó—, un amalecita que vive en su tierra.
14. —¿Y cómo no tuviste temor de matar al ungido del Señor? —le preguntó David.
15. Entonces le ordenó a uno de sus hombres:—¡Mátalo!Enseguida el hombre le clavó su espada al amalecita y lo mató, y David dijo:
16. —Te condenaste a ti mismo al confesar que mataste al ungido del Señor.
17. David compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán,
18. y ordenó que se lo enseñaran al pueblo de Judá. Es conocido como el Cántico del arco y está registrado en El libro de Jaser: