18. —¿No te dije? —exclamó el rey de Israel a Josafat—. Nunca me profetiza otra cosa que desgracias.
19. Micaías continuó diciendo:—¡Escucha lo que dice el Señor! Vi al Señor sentado en su trono, rodeado por todos los ejércitos del cielo, a su derecha y a su izquierda.
20. Entonces el Señor dijo: “¿Quién puede seducir a Acab para que vaya a pelear contra Ramot de Galaad y lo maten?”.»Hubo muchas sugerencias,
21. hasta que finalmente un espíritu se acercó al Señor y dijo: “¡Yo puedo hacerlo!”.
22. »“¿Cómo lo harás?”, preguntó el Señor.»El espíritu contestó: “Saldré e inspiraré a todos los profetas de Acab para que hablen mentiras”.»“Tendrás éxito —dijo el Señor—, adelante, hazlo”.
23. »Así que, como ves, el Señor ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, porque el Señor ha dictado tu condena.
24. Entonces Sedequías, hijo de Quenaana, se acercó a Micaías y le dio una bofetada.—¿Desde cuándo el Espíritu del Señor salió de mí para hablarte a ti? —le reclamó.
25. Y Micaías le contestó:—¡Ya lo sabrás, cuando estés tratando de esconderte en algún cuarto secreto!
26. «¡Arréstenlo! —ordenó el rey de Israel—. Llévenlo de regreso a Amón, el gobernador de la ciudad, y a mi hijo Joás.