Mateo 8:6-26 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

6. "Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, sufriendo mucho."

7. Y Jesús le dijo: "Yo iré y lo sanaré."

8. Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que Tú entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado quedará sano.

9. Porque yo también soy hombre bajo autoridad, con soldados a mis órdenes; y digo a éste: 'Ve,' y va; y al otro: 'Ven,' y viene; y a mi siervo: 'Haz esto,' y lo hace."

10. Al oírlo Jesús, se maravilló y dijo a los que Lo seguían: "En verdad les digo que en Israel no he hallado en nadie una fe tan grande.

11. Y les digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

12. Pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes."

13. Entonces Jesús dijo al centurión: "Vete; así como has creído, te sea hecho." Y el criado fue sanado en esa misma hora.

14. Cuando Jesús llegó a casa de Pedro, vio a la suegra de éste que estaba en cama con fiebre.

15. Le tocó la mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó y Le servía.

16. Y al atardecer, Le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus con Su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos,

17. para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: "El tomo nuestras flaquezas y llevonuestras enfermedades."

18. Viendo Jesús una multitud a Su alrededor, dio orden de pasar al otro lado del mar.

19. Y un escriba se acercó y Le dijo: "Maestro, Te seguiré adondequiera que vayas."

20. Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras (cuevas) y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza."

21. Otro de los discípulos Le dijo: "Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre."

22. Pero Jesús le contestó: "Ven tras Mí, y deja que los muertos entierren a sus muertos."

23. Cuando entró Jesús en la barca, Sus discípulos Lo siguieron.

24. Y de pronto se desató una gran tormenta en el mar de Galilea, de modo que las olas cubrían la barca; pero Jesús estaba dormido.

25. Llegándose a El, Lo despertaron, diciendo: "¡Señor, sálvanos , que perecemos!"

26. Y El les contestó: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?" Entonces Jesús se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma.

Mateo 8