31. Y Le rogaban que no les ordenara irse al abismo.
32. Había una manada de muchos cerdos paciendo allí en el monte; y los demonios Le rogaron que les permitiera entrar en los cerdos. Y El les dio permiso.
33. Los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y la manada se precipitó por el despeñadero al lago y se ahogaron.
34. Cuando los que los cuidaban vieron lo que había sucedido, huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos.
35. Salió entonces la gente a ver qué había sucedido; y vinieron a Jesús, y encontraron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio, y se llenaron de temor.
36. Los que lo habían visto, les contaron cómo el que estaba endemoniado había sido sanado.