1. Ciertodía Pedro y Juan subían al templo a la hora novena (3 p.m.), la hora de la oración.
2. Y había un hombre, cojo desde su nacimiento, al que llevaban y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo.
3. Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna.