28. ¿Por qué no me has permitido besar a mis hijos y a mis hijas? En esto has obrado neciamente.
29. Tengo poder para hacerte daño, pero anoche el Dios de tu padre me dijo: 'De ningún modo hables a Jacob ni bien ni mal.'
30. Ahora, ciertamente te has marchado porque anhelabas mucho la casa de tu padre. Pero ¿por qué robaste mis dioses?"
31. Entonces Jacob respondió a Labán: "Porque tuve miedo, pues dije: 'No sea que me quites a tus hijas a la fuerza.'
32. Pero aquél con quien encuentres tus dioses, no vivirá. En presencia de nuestros parientes indica (reconoce) lo que es tuyo entre mis cosas y llévatelo." Pues Jacob no sabía que Raquel los había robado.
33. Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, en la tienda de Lea y en la tienda de las dos siervas, pero no los encontró. Después salió de la tienda de Lea y entró en la tienda de Raquel.
34. Raquel había tomado los ídolos domésticos, los había puesto en los aparejos del camello y se había sentado sobre ellos. Y Labán buscó por toda la tienda, pero no los encontró.