2 Crónicas 30:8-16 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

8. No sean tercos como sus padres, sino sométanse al Señor y entren en Su santuario, que El ha santificado para siempre, y sirvan al Señor su Dios para que Su ardiente ira se aparte de ustedes.

9. Porque si se vuelven al Señor, sus hermanos y sus hijos hallarán compasión delante de los que los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque el Señor su Dios es clemente y compasivo, y no apartará Su rostro de ustedes si se vuelven a El."

10. Pasaron, pues, los mensajeros de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y de Manasés y hasta Zabulón, pero los escarnecían y se burlaban de ellos.

11. No obstante, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén.

12. También sobre Judá estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón a fin de hacer lo que el rey y los príncipes ordenaron conforme a la palabra del Señor.

13. En el mes segundo, se reunió mucha gente en Jerusalén para celebrar la Fiesta de los Panes sin Levadura; una asamblea muy grande.

14. Y se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén; también quitaron todos los altares de incienso y los arrojaron al torrente Cedrón.

15. Entonces mataron los corderos de la Pascua el día catorce del mes segundo. Y los sacerdotes y los Levitas, avergonzados, se santificaron y trajeron holocaustos a la casa del Señor.

16. Y se colocaron en sus puestos según su costumbre, conforme a la ley de Moisés, hombre de Dios; los sacerdotes rociaban la sangre que recibían de mano de los Levitas.

2 Crónicas 30