1. Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus que se hallan dispersas por todo el mundo.
2. Hermanos míos, que les dé gran alegría cuando pasen por diferentes pruebas,
3. pues ya saben que cuando su fe sea puesta a prueba, producirá en ustedes firmeza.
4. Y cuando se desarrolle completamente la firmeza, serán perfectos y maduros, sin que les falte nada.
5. Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios. Él se la dará, porque Dios da a todos en abundancia sin hacer ningún reproche.
6. Pero debe pedirla con fe, sin dudar, ya que el que duda es como las olas del mar que el viento agita y lleva de un lado a otro.