6. Sí, tú me has acompañado desde que nací; desde el vientre de mi madre me has cuidado. ¡Razón tengo para estar alabándote siempre!
7. Mi vida es un ejemplo para muchos, porque tú has sido mi fuerza y mi protección.
8. Por eso no puedo dejar de alabarte; todo el día te alabaré y te honraré.
9. Y ahora, en mi vejez, no me eches a un lado. No me abandones ahora que las fuerzas me faltan.
10. Mis enemigos murmuran contra mí; todos ellos se juntan y hacen planes para matarme.
11. «Y dicen: ¡Dios lo ha abandonado! Ahora le echaremos mano. No hay quien lo ayude».
12. ¡Oh Dios, no te quedes lejos! ¡Ven pronto! ¡Ayúdame!
13. Destruye y avergüenza a todos los que me acusan. Que se cubran de humillación y deshonra todos aquellos que quieren hacerme daño.
14. Seguiré esperando que me ayudes. Te alabo más y más.
15. A todos les contaré de tu justicia, y todo el día les hablaré de tu poder salvador. Aunque has hecho tanto por mí que no lo puedo entender.
16. Soberano SEÑOR, alabaré tus poderosas obras. A todos les contaré que sólo tú eres justo y bueno.
17. Oh Dios, tú me has enseñado desde mi más tierna niñez, y yo constantemente he dado a otros testimonio de las maravillosas obras que haces.