1. ¡SEÑOR, tú eres mi refugio: jamás me dejes quedar en vergüenza! ¡No me abandones!
2. Sálvame de mis enemigos, porque tú eres justo. ¡Líbrame! Inclina tu oído, escucha mi plegaria y sálvame.
3. Sé tú mi roca protectora, que siempre me acoge. Ordena que me salven, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
4. Rescátame, Dios mío, del poder de los malvados, de manos de los crueles.
5. Oh SEÑOR, sólo tú eres mi esperanza; en ti he confiado desde mi niñez.
6. Sí, tú me has acompañado desde que nací; desde el vientre de mi madre me has cuidado. ¡Razón tengo para estar alabándote siempre!