107. SEÑOR, he sufrido mucho; devuélveme la vida, tal como me lo prometiste.
108. Acepta la expresión de mi gratitud y enséñame tus leyes.
109. Mi vida cuelga de un hilo, pero yo no dejaré de obedecer tus leyes.
110. Los malvados me han puesto trampas, pero no me apartaré de tus mandamientos.
111. Tus decretos son mi tesoro; son el deleite de mi corazón.
112. Cumpliré tus normas para siempre y hasta el fin.
113. Aborrezco a los que no se deciden a obedecerte; pero mi elección es clara: amo tu ley:
114. Tú eres mi refugio y mi escudo; y tus promesas son mi única fuente de esperanza.