7. El simple hecho de descender de Abraham no los hace verdaderos hijos de Abraham. Por eso las Escrituras dicen que las promesas se aplican sólo a un hijo de Abraham, Isaac.
8. Esto quiere decir que no todos los hijos de Abraham son hijos de Dios. Solo se les considera verdaderos hijos, a los que lo son en cumplimiento de la promesa de Dios.
9. Porque lo que el Señor prometió fue esto: “El año que viene volveré y Sara tendrá un hijo”.
10. Lo mismo sucedió con los hijos de Rebeca, que tuvieron un mismo padre, Isaac nuestro antepasado.
14. Ante todo esto, ¿qué podemos decir? ¿Es Dios injusto? ¡Claro que no!
15. Es un hecho que Dios le dijo a Moisés:“Tendré misericordia de quien yo quiera, y de quien yo quiera me apiadaré”.
16. Por eso, las bendiciones de Dios no las obtienen quienes las quieran, ni quienes se esfuercen por obtenerlas. Dependen de que Dios tenga misericordia de ellos,
17. porque la Escritura le dice esto al faraón:“Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea proclamado en el mundo entero.”
18. Como ven, Dios se apiada de quien él quiere, y endurece a quien él quiere endurecer.
19. Entonces, me dirás: “¿Por qué nos condena Dios si nadie puede oponerse a lo que él quiere hacer?”