Romanos 3:25-26-31 Nueva Biblia al Día (NBD)

3. Es cierto que muchos de ellos han sido incrédulos, pero, ¿acaso puede Dios faltar a sus promesas por esa razón?

4. ¡Por supuesto que no! Aunque el mundo entero sea mentiroso, Dios no lo es. ¿Recuerdan lo que está escrito?: Serás considerado justo por lo que dices y saldrás victorioso cuando te sometan a juicio.

5. Pero si nuestra injusticia hace que se vea con más claridad la justicia de Dios, ¿qué podemos responder a quien dice esto? ¿Diremos que Dios es injusto cuando nos castiga?

6. ¡Dios nos libre! Si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo?

7. Pero ¿cómo podría juzgarme Dios por ser pecador, si con mi mentira resalta su verdad, para su gloria?”

8. Si así fuera, podríamos llegar a esta conclusión: “Hagamos el mal para que nos vaya bien.” Los que dicen tales cosas tienen bien merecida la condenación. ¡Y hay quién se atreve a decir que esto es lo que yo enseño!

9. Bueno, ¿somos los judíos mejores que los demás? En ninguna manera. Ya hemos demostrado que todos los hombres son pecadores, ya sean judíos o gentiles.

25-26. Dios ofreció a Jesucristo como sacrificio por nuestros pecados. Cuando creemos esto, Dios nos perdona todos nuestros pecados pasados, pues nos tiene paciencia. De esa manera da a conocer su justicia y muestra que él es justo y que nos hace justos por tener fe en Cristo Jesús.

27. ¿De qué podemos jactarnos entonces? Absolutamente de nada.¿Por qué? Porque nuestra salvación no depende de la obediencia a la ley, sino de la fe.

28. En conclusión, podemos decir que Dios hace a la persona justa por la fe en Cristo y no en virtud de la obediencia a la ley.

29. Ahora bien, ¿Dios es sólo Dios de los judíos? No, Dios es Dios de todas las naciones.

30. Sólo hay un Dios, y él nos hace justos a todos por igual, ya seamos judíos o gentiles, cuando tenemos fe.

31. ¿Quiere decir esto que si tenemos fe la ley no tiene valor alguno? ¡Por supuesto que no! Más bien, reafirmamos la ley.

Romanos 3