23. Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el entendimiento ¡y nunca los vendas!
24. El padre del justo tiene de qué alegrarse. Qué felicidad es tener un hijo sabio.
25. ¡Que tu padre y tu madre se alegren! ¡Que se alegre la que te dio la vida!|17
26. Hijo mío, dame tu corazón y que tus ojos se deleiten en mis caminos de sabiduría.
27. Porque pozo profundo es la prostituta, y fosa angosta la mujer adúltera.