2-3. Tus hermanos, los de la tribu de Leví, son tus ayudantes. Pero solamente tú y tus hijos pueden desarrollar los ritos sagrados en el santuario mismo. Los levitas tendrán mucho cuidado de no tocar los objetos sagrados del altar, pues podría destruirlos a ellos y a ti.
17. »Sin embargo, los primogénitos de vacas, ovejas o cabras no podrán ser redimidos porque serán sacrificados al SEÑOR. Su sangre será rociada sobre el altar y se hará arder su grasa sobre el altar como ofrenda encendida de olor muy agradable delante del SEÑOR.
18. La carne de estos animales será tuya, incluyendo el pecho y la pierna derecha, que son presentados meciéndolos delante del altar:
19. Sí, yo te he dado todas estas “ofrendas mecidas” que los israelitas presentan al SEÑOR. Son para que tú y tu familia las coman. Este es un convenio permanente entre el SEÑOR, tú y tus descendientes.
20. »Los sacerdotes no podrán poseer tierras ni tener otros ingresos, porque el tenerme a mí les será suficiente.
21. En cuanto a los de la tribu de Leví, familiares de ustedes, recibirán pago por el servicio prestado mediante los diezmos de toda la tierra de Israel.
22. »De ahora en adelante no podrán entrar en el santuario los israelitas que no sean sacerdotes o levitas. Los que lo hagan serán castigados y morirán.
23. Solamente los levitas harán trabajos allí; y si no lo hacen serán considerados culpables y ellos serán responsables de las faltas que cometan. Es ley permanente que los levitas no tengan propiedad en Israel.
24. Porque los diezmos que el pueblo ofrezca al SEÑOR mecidos delante del altar pertenecerán a los levitas. Esta es la heredad de ellos, y por lo tanto no tienen necesidad de propiedades».
25. El SEÑOR también le dijo a Moisés:
26. «Dile a los levitas que den al SEÑOR el diezmo de los diezmos que reciban.
27. El SEÑOR lo recibirá como si fuera primicia de grano, vino, productos de la propiedad de ellos.