21. —Apártense de este pueblo, que voy a destruirlo inmediatamente.
22. Pero Moisés y Aarón se postraron en tierra, delante del SEÑOR:—Oh Dios, Dios de toda la humanidad, ¿has de enojarte con toda el pueblo cuando es un solo hombre el que ha pecado?
23. Y el SEÑOR le dijo a Moisés:
24. —Entonces dile al pueblo que se aparte de las tiendas de Coré, Datán y Abirán.
25. Moisés corrió a las tiendas de Datán y Abirán seguido muy de cerca por los doscientos cincuenta jefes israelitas.
26. —Vamos, rápido —le dijo al pueblo—, apártense de las tiendas de estos hombres inicuos, y no toquen nada que pertenezca a ellos, o serán ustedes incluidos en su pecado y serán destruidos con ellos.
27. Entonces todo el pueblo se apartó de las tiendas de Coré, Datán y Abirán. Datán y Abirán salieron y se pusieron a la puerta de sus tiendas con sus esposas, hijos e hijas.
28. Y Moisés dijo:—Ahora se sabrá si el SEÑOR me ha enviado o no a hacer todas las cosas que he hecho, o si he actuado por mi iniciativa.
29. Si estos hombres mueren en forma natural; de algún accidente o enfermedad común, el SEÑOR no me ha enviado.
30. Pero si el SEÑOR hace un milagro y la tierra se abre y se los traga juntamente con todo lo que les pertenece, y entran vivos en el Seol entonces se sabrá que estos hombres han despreciado al SEÑOR.
31. Apenas había acabado de decir estas palabras; cuando la tierra se abrió debajo de los rebeldes,