1. Aquel mismo día, al leer la Ley de Moisés al pueblo, se encontró un texto que decía que los amonitas y los moabitas no debían formar parte del pueblo de Dios,
2. ya que ellos no habían sido hospitalarios con el pueblo de Israel. En vez de brindarle amistad, habían contratado a Balán para que los maldijera, pero Dios cambió la maldición en bendición.
3. Leída esta regla, todos los extranjeros fueron expulsados de la asamblea.
6. Cuando esto ocurrió yo no estaba en Jerusalén, porque había regresado a Babilonia en el año treinta y dos del reinado de Artajerjes. Más tarde solicité y obtuve permiso del rey
7. para regresar a Jerusalén. Al llegar supe del mal que había hecho Eliasib al haberle dado a Tobías una habitación en el templo de Dios.
8. Entonces me enojé mucho e hice sacar todas las pertenencias y muebles que había en la habitación.
9. Luego exigí que la sala fuera purificada, y volví a poner allí las vasijas, las ofrendas de grano, y el incienso.
10. Supe, además, que los levitas no estaban recibiendo lo que se les debía dar, por lo que ellos y los cantores del coro, que debían estar dirigiendo los cultos de adoración, habían regresado a sus campos.
11. Inmediatamente reprendí a los oficiales y les dije: «¿Por qué ha sido descuidado el templo de Dios?» Luego reuní a todos los levitas y los restablecí en sus puestos.