1. ¡Ay de los que se pasan la noche tramando el mal, y se levantan de madrugada para ejecutar lo que planearon, porque tienen el poder para hacerlo!
2. ¡No se detienen ante nada para cometer sus maldades! Codician la parcela o la casa de una persona, aunque sea todo lo que esta persona posee, y se la quitan por medio de fraudes, amenazas y violencia. Amenazan al dueño de la casa junto con toda su familia, y le roban lo que tiene.
3. Pero el SEÑOR dice: «Les daré mal por mal, y nada me detendrá; tengo planeado mandar una gran desgracia contra ustedes, de la cual no podrán escapar. Después de lo que les voy a hacer, ya no andarán pavoneándose con tanta arrogancia.
4. Cuando llegue ese día, la gente se burlará de ustedes y les dedicarán este triste canto: “¡Estamos acabados, arruinados! Dios nos ha quitado nuestras tierras y se las ha dado a otros, quienes se las reparten echando suertes, y a nosotros nos ha enviado a vivir muy lejos de nuestro país”».
5. Por eso, israelitas, ustedes no volverán a ser parte del pueblo del SEÑOR.
6. «No digan tonterías, no sigan diciendo que la desgracia vendrá sobre nosotros, porque no será así», le dice la gente a los profetas.
7. Esta gente dice también: «¿Acaso creen que la descendencia de Jacob está maldita? ¿Creen que Dios ha dejado de ser paciente con nosotros? ¿Acaso las palabras del SEÑOR no son siempre para nuestro bien? ¡Nunca nos irá mal, pues somos el pueblo justo!»