Mateo 9:13-30 Nueva Biblia al Día (NBD)

13. Vayan y traten de entender el texto que dice: “Misericordia quiero, no sacrificios”, porque yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los malos.

14. Un día los discípulos de Juan se le acercaron a preguntarle:—¿Por qué tus discípulos no ayunan como los fariseos y nosotros?

15. —¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? —les preguntó Jesús—. ¡Claro que no! Pero llegará el momento en que les quitarán al novio y entonces sí ayunarán.

16. A nadie se le ocurre remendar un vestido viejo con una tela nueva, porque lo más probable es que la tela nueva se encoja y rompa la vieja, con lo cual la rotura se haría mayor.

17. Y a nadie se le ocurre echar vino nuevo en odres viejos, porque los odres se romperían, y se perderían el vino y los odres. El vino nuevo se debe echar en odres nuevos, para que ambos se conserven.

18. Apenas terminó de pronunciar estas palabras, cuando un jefe de los judíos llegó y se postró ante él.—Mi hija acaba de morir —le dijo—, pero sé que resucitará si vas y la tocas.

19. Jesús y los discípulos se dirigieron al hogar del jefe judío.

20. Mientras iban, una mujer que llevaba doce años enferma de un derrame de sangre, se acercó por detrás y tocó el borde del manto de Jesús.

21. Ella pensaba que si lo tocaba sanaría.

22. Jesús se volvió y le dijo:—Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila.Y la mujer sanó en aquel mismo momento.

23. Al llegar a la casa del jefe judío y escuchar el alboroto de los presentes y la música fúnebre,

24. Jesús dijo:—Salgan de aquí. La niña no está muerta, sólo está dormida.La gente se rió de Jesús,

25. y todos salieron. Jesús entró donde estaba la niña y la tomó de la mano. ¡Y la niña se levantó sana!

26. La noticia de este milagro se difundió por toda aquella región.

27. Cuando regresaba de la casa del jefe judío, dos ciegos lo siguieron gritando:—¡Hijo de David, apiádate de nosotros!

28. Al llegar a la casa, Jesús les preguntó:—¿Creen que puedo devolverles la vista?—Sí, Señor —le contestaron—; creemos.

29. Entonces él les tocó los ojos y dijo: —Hágase realidad lo que han creído.

30. ¡Y recobraron la vista!Jesús les pidió encarecidamente que no se lo contaran a nadie,

Mateo 9